Mi pequeña alma.
La Obra de la Salvación debía de ser una Obra de Reparación.
Los Dos Corazones del Jardín del Edén, Adán y Eva, por culpa del pecado original, debieron de ser reparados. Ya, la criatura, por sí misma, no podía expiar la marca de la concupiscencia en el género humano.
Solo una intervención de Dios podía redimir la culpa. Esa intervención de Dios es la Alianza de mi Sagrado Corazón Eucarístico con el Doloroso e Inmaculado Corazón de mi Mamá Inmaculada.
Mi Madre dio su FIAT y nosotros, la Trinidad, realizamos el prodigio de la Encarnación.
Por lo tanto, aquella creación vieja fue reparada con una nueva creación, la Inmaculada Virgen que, sin dejar de ser virgen, daría el fruto del Verbo.
Mi Madre, entonces, repara siendo la nueva Eva, ayudada por mis méritos divinos, como Dios.
Y Yo, tomando carne humana, reparo al viejo Adán como el nuevo Adán.
La reparación que Dios Padre realizó, con la Anunciación y Encarnación del Hijo-Dios, en el vientre Virgen de María, es la Alianza de Nuestros Dos Corazones.
Por eso es que, la obra, la espiritualidad y la devoción a Nuestros Sagrados Corazones Unidos son la esperanza de salvación para la humanidad.
Esta obra, pequeña alma víctima, es la vida y misión de Nuestros Dos Sagrados Corazones, hoy, en el mundo.
Y, quienes comprendan esto, con el corazón humilde, entenderán la importancia de la Magna Obra que estoy realizando.
Con el poder de la Alianza de Nuestros Dos Corazones te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.