Mi pequeño Jesús-María:
Para poder comprender la Obra de los Últimos Tiempos es necesario meditar en la Creación del hombre, porque el hombre fue creado con santidad divina. La misma santidad que, el Verbo Encarnado en la tierra, tenía. La misma santidad que, por medio de la Concepción Inmaculada, por gracia, fue revestida mi Santa Mamá.
Los primeros padres, al desobedecer al Amor, se desprendieron de está santidad divina, y, este pecado de rebelión contra el Padre Tierno y Misericordioso tenía que ser reparado por la Encarnación del Verbo, por eso es que la Mujer y el Hijo de la Mujer aplastarían la cabeza del maligno. Y, desde está unión profética que anuncia Dios Padre Tierno y Misericordioso: la Mujer y el Fruto de su Vientre, el Espíritu Santo venía reuniendo un Ejército que es la descendencia de la Mujer Inmaculada, que tiene como Cabeza al Verbo Encarnado, mi Sagrado Corazón Eucarístico.
El Apostolado es la descendencia de la Inmaculada Madre, que conmigo, como su Cabeza, repararían todos los pecados de la humanidad.
El Apostolado, mi pequeña víctima, es una Obra de Amor para con todos los pecadores.
Con mi Sagrado Corazón Eucarístico te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima sin pecado original concebida.