Nuestros Tres Sagrados Corazones: el Corazón Eucarístico de Jesús, el Doloroso e Inmaculado Corazón de María y mi Casto y Amante Corazón, venimos a mostrar al mundo el Amor de Dios para que todos los hombres abran su corazón al Espíritu Santo; y el Espíritu Santo, con el gran Pentecostés, mueva a todos los hombres a la conversión sincera y a una fe decidida por Jesús.
El Apostolado se convierte en el Resto Fiel: todos los discípulos de
Jesucristo amantes y obedientes al Papa y a la Iglesia, todos los hijos del Corazón de María guiados y conducidos paternalmente por mi Corazón, hacia el gran Reino del Amor de Dios.
El Corazón de Jesús y el Corazón de María son los dos Testigos que están dando al mundo los Últimos Llamados para la conversión y el arrepentimiento; y Yo, enviado por Jesús, soy el gran Patriarca que conducirá, en este desierto espiritual, a todo el Resto Fiel hacia el Reino de Jesús, de María y del Espíritu Santo.
Con mi Casto y Amante Corazón los bendigo y los invito: ¡vivan mis Llamados!
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén