Misericordia y alegría reciban de Nuestros Sagrados Corazones Unidos pequeño rebaño de mi Sagrado y Eucarístico Corazón. Mi Divina e insondable Misericordia no sólo es un concepto, tampoco se reduce a una idea y tampoco es un deseo incumplido de mi Corazón.
Mi Misericordia, más que solo una creencia, es una acción, es operante, es visible. Y, para recibir en el corazón Divina Misericordia deben tener la disposición de mi Santa Mamá. Solamente la confianza, vencer los temores con la gratitud. No enfocarse en lo negativo del pecado, sino en lo positivo de la Redención. Pues los pecados del hombre merecieron a tal Redentor Misericordioso.
Para ser verdaderos apóstoles de la Misericordia y de la Eucaristía deben tener espíritu de gratitud. La Alianza de mi Corazón con el Corazón de mi Mamá Santa, concretizada visiblemente en mi Obra del Apostolado, es un fruto palpable de la Misericordia Divina. Y para que puedan vivir esta Alianza, verdaderamente, deben tener gratitud. La gratitud es la puerta de la humildad.
Con mi Sagrado Corazón Misericordioso y Eucaristizante los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.