El que me ama de verdad.
Jesús:
Hijo, habla mi Sagrado Corazón. ¡Oh! Manuel de mi Agonizante Corazón, quiero enseñarte que aquellos que me aman de verdad son estos pequeños, los humildes en aceptar mi corrección en mi Sagrado Corazón para sus vidas. Hijo, aquellos que me aman mueren poco a poco a sí mismos, son aquellos que entrelazan su mirada con la Mía.
Manuel:
¿Cómo lo hacen, Jesús? ¿Entrelazar las miradas?
Jesús:
Mi amado Manuel, son aquellos que son capaces de verme en sus hermanos, los más perdidos, ciegos del alma y enfermos.
Son los hijos de mi Sagrado Corazón que no juzgan, sino que aman, pero a su vez denuncian el pecado y la injusticia.
¡Oh! Manuel, pequeño de mi Sagrado Corazón, los que aman siguen mis Mandamientos, mis Mandamientos rigen sus vidas, aman mis Preceptos y temen al ofenderme para no herir mi Sacrosanto Corazón.
Mi pequeño Manuel, el mundo no sabe que mi Voluntad es mi Doctrina en las Sagradas Escrituras. Vivan en el Amor a Dios y al prójimo.
Manuel:
¿Cómo podemos llegar a amar sinceramente al prójimo?
Jesús:
Querido hijo, el amor al prójimo nace como fruto del verdadero amor a Dios. Hijos de mi Sagrado Corazón, cuánto les amo. Yo no juzgué al mundo, sino que morí para que el mundo tenga vida en abundancia.
Pidan el auxilio de mi Santo Espíritu pues, el mundo, aun hoy, no lo conoce. Pidan mi Santo Espíritu, que Él instaure en cada uno el Reino de los Sagrados Corazones Unidos. Buscad mi Reino. Pedid al Espíritu Santo que haga Reinar mi Sagrado Corazón en sus seres y todo lo demás se os añadirá.
Os amo y te amo, pequeño de mi Sagrado Corazón.
Manuel:
Te amo Jesús, quiero amarte más y yo nunca ofenderte.
Jesús:
Ámame, ama mis Mandamientos, y con el amor de Mí, evitarás todo pecado. ¿Por siempre conmigo, mi brote y lirio del dolorido Corazón de mi Madre?
Manuel:
¡Oh! Jesús, contigo eternamente. Amén.
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