Yo hago nuevas todas las cosas.
Yo soy el Eterno Padre, el que hace nuevas todas las cosas. Yo abrazo sus almas para llevarlas a una unión más íntima conmigo, con mi Eterno Corazón. No bajen nunca sus brazos. Deben ser igual a Moisés, cuando él tenía sus brazos levantados en mi alabanza, mi pueblo vencía; y, ahora, ustedes, mis hijos, levanten sus brazos y alaben para que puedan vencer la lucha, ganar la guerra, triunfar en las calamidades, dolores, sufrimientos, temores.
Yo soy Dios, el que les cuida como a una flor. Los he alimentado así, como los polluelos debajo del plumaje de su madre. Así los tengo Yo, bajo el poder y refugio del Divino Corazón de Jesús y María, cubiertos con el calor de mi Divino Fuego. Y, ahora, en el gran mes de julio, están cubiertos con la Preciosísima Sangre.
Invóquenme, que estoy cerca; búsquenme y déjense encontrar. Yo soy la Luz en las tinieblas.
¡Oh, creación! acércate a tu Amado Padre, Él no te juzgará, limpiará tus heridas y te salvará.
Yahvé, quien les ama, les bendice.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.