Pequeña nada, crucificada con Cristo, todas las gracias que los Sagrados Corazones han infundido e impreso en ti, han sido a través de Mí, el Divino Espíritu.
La gran obra de la encarnación mística de los Corazones de Jesús y de María en tu pequeño corazón, también es un prodigio de mi acción. Con mi Fuego de Amor he dejado escrito en tu corazón el sello del FIAT.
Por la encarnación mística de los Sagrados Corazones en ti, eres participe en el silencio de los coloquios entre Jesús y mi Inmaculada Esposa, la Reina Celestial; eres participe de lo afectos y efectos de sus Sagrados Corazones. Como el discípulo Juan, que escuchó al Corazón de Jesús, tú escuchas al Corazón del Hijo y al Corazón de la Madre.
En toda esta obra, de modo especial en las apariciones, se te ha revelado un secreto progresivo que consta de ocho partes. Cada secreto confirma, a la vez, las verdaderas manifestaciones de Jesús y de Nuestra Señora alrededor del mundo.
Y también, como parte importante de este secreto, y la realización plena de la Divina Voluntad del Padre: los sacerdotes, el Quinto Dogma Mariano de María Corredentora, y el gran misterio de la Eucaristía están íntimamente unidos para que los secretos se realicen.
Pequeño crucificado, nuevamente te digo, ¡grita al mundo que ya están en los Últimos Avisos! Avisos de Amor para la conversión de los hombres.
Medita en el Capítulo 31 del Libro del Génesis.
Yo el Divino Espíritu te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.