Alabado sean los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María
Apóstoles de los Dos Corazones:
Lo que el hombre destruyó con la falta de amor a Dios y la falta de amor a la propia salvación, el Padre mismo, con su misericordia, lo restauró.
A través de la Inmaculada Madre, el Padre Tierno y Misericordioso, con el poder del Espíritu Santo, envió al Verbo Divino. La Madre, criatura, aplastó al mal y a satanás con su Hijo Dios. Por eso, es la Corredentora. Y, el Apostolado es el Ejército de está Inmaculada Corredentora.
Apóstoles de Jesús y de María, mediten en los Llamados de Amor y de Conversión, y, también, en mi testimonio de vida.
Santa María me preparó para consagrarme por entero a su Hijo Jesús, de la mano de Nuestra Señora peregriné al Corazón del Hijo. Si el mundo entero escucha a la Madre será conducido al Corazón Eucarístico de Jesús.
Yo, san Juan Diego, ruego por todos ustedes a los Dos Corazones Unidos de Jesús y de María.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima sin pecado original concebida.