La Sagrada Llaga de mi Costado.
Querido hijo, al abrir mi costado y atravesar la lanza –que al punto rompió también mi Sagrado Corazón–, salió agua que purifica y bautiza, Sangre Preciosa que consagra y sana, y que mi Sagrado Corazón aún hace fluir.
De mi Sagrado Corazón y Costado salen, aun hoy, muchas gracias para el mundo. Mi Sagrado Corazón ha regalado a la Iglesia actual un don precioso:
mi Divina Misericordia.
Querido hijo, adorar la Sagrada Llaga de mi Costado me da un alivio, pues también mi Sagrado Corazón se desgarró con la punta de la lanza. Mi querido hijo, Sangre y Agua cayó sobre los ojos de aquel centurión que enseguida vio al que crucificaron.
Querido hijo, hay muchas almas ciegas, muchas almas sin luz. Invoquen mi Sagrada Llaga. Que broten Sangre y Agua para cada uno de ustedes y sean sanados de sus cegueras, y sus ojos se abran con la fuerza de mi
Misericordia.
Reconoce, hijito, al que crucificaron y traspasaron con la devoción a mi Sagrada Llaga, la cual es la puerta principal para entrar a mi Sagrado Corazón y recibir la fuerza insondable de mi Misericordia.
Jesús te bendice con su Sagrado Corazón rasgado.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.