Queridos hijos, les invito a que, a través de la oración constante y confiada, se enamoren de mi Hijo Jesús. Cuando vosotros, pequeños, se encuentren con el Amor de mi Hijo cambiarán vuestras vidas y serán testimonios de paz y de amor para los demás.
Pequeños, preciso en este tiempo a mis pequeños apóstoles. Hijitos, sean reflejos del Amor y de la Paz de Jesús. La paz del mundo está amenazada con una guerra mundial y ataques nucleares. Muchos de mis hijos sufren la persecución y el martirio por ser fieles al Evangelio que mi Hijo les ha enseñado. Y las familias están atravesando una gran prueba. Y, de esta violencia con la que mi adversario está atacando al pueblo de mi Hijo, vuestra única fuerza es la oración y la adoración eucarística. Vayan a los pies de Jesús Sacramentado y pidan la paz del mundo y la conversión de los pueblos.
Queridos hijos, pidan insistentemente el Don del Espíritu Santo para que con la ayuda y la guía del Espíritu de Dios encuentren luz en vuestros problemas, consuelo en vuestras aflicciones, y sean mis verdaderos y auténticos apóstoles de mi Corazón Inmaculado.
Yo, vuestra Madre, les amo y les bendigo. Oren, hijitos míos, por la paz.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.