Queridos hijos, regresen al Señor con sacrificios, con oraciones, con penitencias.
Hijos míos, vivan en la santidad, reparen por aquellas almas que no aman la santidad. Pidan perdón con vuestras vidas y, con sus oraciones, por los que no viven en la santidad.
Hijos míos, amen la santidad, hijos míos, y en este tiempo de Gracia y de Misericordia ofrézcanse en sacrificios vivos. Pidan perdón, reparen, adoren y amen a Jesús por los pecados de toda la humanidad.
Yo les amo y les bendigo queridos hijos. Prepárense con todas sus fuerzas para el día de mañana, ‘mañana’ serán hijos totales de María como lo fui Yo también, su esposo, y su Hijo.
Gracias, hijos míos, por sus corazones dispuestos.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.