Queridos hijos, para entrar en el Sagrado Corazón de Jesús tienen que pasar por la Puerta Santa. Es el Corazón Inmaculado de María la Puerta para entrar al Reino Eucarístico de Jesús. Pero para eso deben invocar la Divina Voluntad. Deben abrirse como niños al Reino del Fiat, para que vuestra pequeña voluntad sea ‘una’ con la Voluntad de Jesús.
Jóvenes que vuestro más grande anhelo sea servir al único Dueño y Señor; no aspiren a nada más. Lo más grande es servir a Jesús y consagrarse al Inmaculado Corazón de María. Mi juventud en Nazaret se la entregué a Jesús. Di todo por Jesús. Amé a Jesús. Esa debe ser su aspiración. Ese debe ser el anhelo de sus corazones.
Las madres de familia invoquen la Divina Maternidad. Que no sea vuestra maternidad reinando sino la Maternidad de María. La Santa y Divina Maternidad de María gobernará su casa y su familia. ¡Invoquen su Divina Maternidad! ¡Anhelen unir su maternidad a la Maternidad de María! Sólo así el Espíritu Santo actuará verdaderamente porque donde está María está el Espíritu Santo.
Acojan en sus corazones la Llama de Amor del Inmaculado Corazón y vivan unidos, en todo momento presente, a la Divina Voluntad, que es el mismo Amor Infinito de Dios, como Yo José de Nazaret lo hice en el pequeño taller. Ahora en este taller les enseñaré a trabajar para Dios.
Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.