Hijos de mi Castísimo Corazón, deseo hablarles a sus corazones, para que sus corazones se conviertan en otro pequeño pesebre de Belén donde reciban a Jesús y a María, y den abrigo a los Dos Corazones que tanto les aman.
Amados hijos, en el mundo se está volviendo a repetir el rechazo de Belén cuando mi amada y virginal Esposa y Yo, siervo de Jesús y de María, buscábamos hospedaje, pero éramos rechazados. Ahora buscamos hospedaje para Jesús en los corazones del mundo a través de Nuestros Llamados de Amor y de Conversión, pero muchos corazones cierran sus puertas y rechazan el Amor Santo que queremos compartir: A Jesús, el Amor Santo.
Hijos míos, abran vuestros corazones y reciban a Jesús y cuando sus corazones hayan recibido a Jesús podrán darlo a sus familias, a los demás hombres.
Hijos, es necesario aceptar a María como Madre, a recibir a Jesús, a servir y consagrarse a estos Dos Corazones de Amor que tanto les aman, para que en la humanidad haya paz y conversión. Pero, hijos míos, es una promesa que el Reino de la Sagrada Familia está muy pronto en llegar al mundo. Sólo oren, perseveren, y vivan de la fe.
Les doy mi Bendición Patriarcal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.