16 de septiembre del 2015 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

16 de septiembre del 2015 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Al final Nuestros Corazones Unidos, unirán.

Mi queridísimo niño, atiende las Palabras de mi Sagrado y Amante Corazón que les ama. Mi tiempo, el tiempo del Triunfo y Reinado de Nuestros Sagrados Corazones Unidos está llegando a la humanidad, pero para ello, se necesita antes un reordenamiento del mundo, para que todo se renueve, se recree, se reinicie. 

Hijito, al final, Nuestros Dos Corazones Unidos reinarán y también unirán a la Iglesia y a todas las almas, en la Iglesia. Porque, Yo reviviré a mi Iglesia, sanaré sus heridas causadas por la confusión, el abuso de poder, diversión, cerrazón, soberbia, egolatría y el cisma. Todo esto ha causado, sí hijito, mucho mal; convirtiendo a mi Iglesia en territorio físico y no en almas que salvar. La política ha derivado de este desorden desde mi Casa, la Iglesia. La política sin ética, ciencia sin conciencia, desunión y persecución porque no hay pastores dispuestos a dejarse conducir por el Dios oculto, el Dios que se revela, el Dios que guía y conduce. 

Hijito, todo es confusión, guerras internas, cisma y abuso de autoridad. Todo eso ha dividido mi Cuerpo fragmentándolo. No lo hicieron mis enemigos en el Calvario y lo han hecho mis amigos en la Iglesia. La Iglesia está dividida,

Ella sufre y llora por la abominación y la desunión de sus hijos, pero nuestros Dos Corazones han trazado un plan de amor, un proyecto precioso de restauración, remoción. Así, después de la apostasía general y completada, de las purificaciones y tribulaciones por venir, y del Gran Aviso, vendrá el gran milagro, la fe, y todos serán Uno. Al final Nuestros Sagrados Corazones unirán a toda la Iglesia. Este Apostolado es el instrumento que utilizo, desde ya, para ese fin de Amor y Misericordia. 

Que reinaremos, desde la Cruz, en el Espíritu Santo, a la Iglesia universal, a las almas unidas y rescatadas en Nuestros Sagrados Corazones Unidos.

Te amo y te bendigo. 

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Ave María Purísima, sin pecado original concebida. 

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