Adán y Eva con su libertad y su entendimiento decidieron desobedecerme. La desobediencia es igual a la no correspondencia del amor. Entonces, estas dos creaturas no correspondieron a mi divino amor.
Dos corazones y un jardín en el principio de la historia de la salvación. Y en este final de los tiempos: Dos corazones y un nuevo Jardín. Y el Árbol de este Jardín es la Cruz. Y el fruto de este árbol es la redención.
Los Sagrados Corazones de Dios Hijo y de María Inmaculada están ahora reparando el pecado de la humanidad y reuniendo, a través del Apostolado, al Ejército Eucarístico y Mariano que, formando un Cenáculo de Oración Universal pedirán la venida del Reino del Espíritu Santo. Y este gran Pentecostés transformará y renovará toda la Creación y a todo hombre.
Por eso, quien escucha los Últimos Llamados de Amor y de Conversión, y vive el espíritu del Apostolado participa de esta renovación que, a través de Jesús y de María, Yo, el Padre Eterno estoy realizando.
Y, desde este Jardín de los Sagrados Corazones Unidos les doy mi bendición tierna y misericordiosa,
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.