Yo envío a mi Madre a renovar la fe de mi Rebaño.
Mi querido hijo, en este tiempo envío a mi Dulce Madre a renovar la fe de mis hijos, porque sus mensajes invitan a la humanidad a un compromiso real y sincero conmigo. Mi Madre viene por orden de la Misericordia buscando almas dispuestas, generosas, sacrificadas que sean verdaderos apóstoles míos. En todo el mundo ha buscado almas verdaderamente sencillas y dispuestas para un cambio al Evangelio.
Hijo, cuantas almas han vuelto a mi Casa, la Iglesia, al escuchar a mi Madre. Mi Dulce Madre viene a encender la chispa de fe en los corazones incrédulos, a renovar la fe en las almas cansadas y comprometer en la fe a los corazones a su Voz Maternal.
Hijito, también los Apóstoles no sólo fueron Apóstoles míos, también lo fueron de mi Santa Mamá. En conclusión, los Apóstoles fueron los primeros consagrados a Nuestros Corazones Unidos; el Mío y el de mi Madre. Ellos conocieron a mi Padre por Mí y ellos me conocieron a Mí por el testimonio de mi Madre.
Así que les invito a que se comprometan con la fe. Mi Madre viene en este Apostolado para esa misión: comprometer, renovar, aumentar y sostener, en la fe, a mi Rebaño, a mi Iglesia.
Te amo y te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.