Alabados sean los Sagrados Corazones, unidos por obra del Espíritu Santo, de Jesús y de María.
Los Sagrados Corazones del Hijo y de la Madre buscaron un alma pequeña, un alma pobre, un alma necesitada del amor misericordioso. Y, en los planes de la Divina Providencia los Sagrados Corazones de Jesús y de María te miraron, te amaron y te llamaron por tu nombre, para que, desde tu pequeñez, tu pobreza y tu miseria fueras testigo, en el mundo, del amor y de las gracias de los Sagrados Corazones Unidos. Jesús y María te han llamado a ti, pequeña nada para que comuniques al mundo los últimos Llamados de Amor y de Conversión.
Pequeña nada, al escogerte Jesús y María te han unido a la Cruz Gloriosa. Ofrécete por el advenimiento del Reino de los Sagrados Corazones Unidos de la Madre y del Hijo, por la santidad de todos los sacerdotes y por la indiferencia del mundo.
Te bendigo con mi Casto y Amante Corazón.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.