Mi pequeño Jesús-María:
Te llamo así porque ésta es la gracia –más grande– que la Divina Providencia del Padre Tierno y Misericordioso quiere dar a toda la humanidad a través del Espíritu Santo: transformar cada corazón en un corazón que, unido a la Alianza de nuestros Dos Corazones, sea un pequeño Jesús-María viviendo en la tierra.
Esta gracia será dada a los que vivan estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión; y oren, y orando amen las Devociones del Apostolado, que son las oraciones que nuestros Sagrados Corazones les han entregado para estos Últimos Tiempos.
Mi pequeña alma víctima consuela a tu Esposo Trinitario. Repara, repara por la indiferencia.
La indiferencia ha transformado en piedra el corazón de la humanidad. ¡Escuchen! estos Últimos Llamados de Amor.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.