Queridos hijos, que su voluntad se abra a la Divina Voluntad. Que vuestro Fiat permita al Espíritu Santo actuar en sus vidas. Cuando un alma pide Gracias, pero su voluntad está lejos de Su Gracia, no lo logrará, porque no ha renunciado. Pero si ustedes renuncian y aceptan las Gracias vivirán en el Espíritu Santo.
Abran sus corazones como un pequeño Belén. Para que en él se refugie el fuego del Amor Divino. Para que las almas necesitadas, los ciegos, los hambrientos, los desnudos, los que tienen su corazón lejos de Dios, encuentren en ustedes al Niño de Belén. Para que sean ustedes el portal bendito de Belén. Para que en ustedes se haga la Vida de Gracia de José, María y Jesús. Que la Sagrada Familia les bendiga y ustedes aprendan, mis queridos hijos, a vivir de la Palabra de Dios y a obedecer los mensajes, sin miedo y sin tardanza.
Gracias por responder a mi Llamado Maternal.
Les amo y les bendigo.
El Verbo se hizo Carne y habitará entre vosotros.
En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.