Les invito a la apertura de sus corazones.
Queridos hijos, les invito a la oración, a la apertura de sus corazones a Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo, que habitan en ustedes desde su Bautismo. Por eso, queridos hijos, les exhorto a que vivan de la fe, de la Sagrada Palabra, y de la Eucaristía, convirtiéndose día a día más semejantes a Jesús.
Mis queridos hijos, guarden mis palabras en sus corazones y no permitan que el olvido humano arranque de ustedes mis consejos maternos.
Queridos hijos, Yo, junto a ustedes, estoy construyendo poco a poco el Reino de Dios, reuniendo en un solo Corazón: en el Sagrado Corazón de Cristo, a todas mis almas escogidas. Todas sus almas son gratas para Mí.
Queridos hijos, Yo deseo actuar a través de ustedes. Que en sus obras se vea a Cristo para que, los hombres que aún no creen vean sus obras y se conviertan, conozcan con la oración y con el ayuno el amor de Dios para el mundo.
Queridos hijos, Yo les invito a que den testimonio de que mi Hijo Jesús está llegando, y así, preparen sus almas para recibirlo con todo el amor, fervor, y devoción de sus pequeños corazones.
Queridos hijos, siempre abran sus corazones a la acción de Dios, para que Dios pueda hacer en ustedes lo que Él siempre ha deseado para los hombres: almas redimidas, imagen y semejanza de Dios que tanto les ama. Gracias, queridos hijos, por aceptar mi Llamado.
Le llamo y les bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.