Mis pequeños hijos, el Señor les ama grandemente y les pide, con amor, que también ustedes le amen, le adoren, y reparen.
Hijitos, el Padre está en sufrimiento grandemente; Él es Dios, pero también es Padre, y sufre por la pérdida de millones de almas.
Hijos, consuelen al Padre, oren y adoren, clamen misericordia, sean pequeños niños en las manos del Padre, entréguense a Él, abrácenlo con amor, reparen con vuestro amor, el amor que las demás criaturas no le ofrecen.
Hijos, sean niños, vivan de la alegría del Espíritu, vivan la alegría del Evangelio, vivan la esperanza de nuestros mensajes. El mundo os quiere quitar la Paz, no se dejen contaminar por el mundo, por el pecado, por el demonio.
Hijitos, sean fuertes. Y, entre más pequeños se hagan en el Espíritu del Señor, más grandes serán en la presencia de los hombres; porque siendo como almas niñas, que el Padre eleva y abraza, se elevarán como palomas hacia el Nido del Padre y la Madre. ¡Sean pequeños! ¡Oren mucho! No se cansen de orar por el mundo entero, por los sacerdotes, por vuestras naciones. Oren por Israel, por Francia, por México.
Oren, oren, oren con el corazón; ese es mi Llamado.
Mi Casto y Amante Corazón les bendice en el Nombre de Jesús.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.