Mi querido hijito, pequeña nada de mi Casto y Amante Corazón, el Padre Misericordioso te ha llamado al don de la existencia para que a través del Corazón Doloroso e Inmaculado de mi esposa, Virgen Celestial, y de Dios Espíritu Santo fueras entregado en oblación por el Reino de los Sagrados Corazones; y para que comunicaras a tus hermanos los últimos Llamados de Amor y de Conversión
Pequeña nada de los Tres Corazones, te bendecimos y en esta bendición recibe la gracia, siempre nueva, de dar a conocer estos últimos anuncios a la conversión; y de encarnar tú mismo los Llamados, siendo, también, un Llamado viviente de Amor y de Conversión.
Con mi Casto y Amante Corazón te bendigo a ti, el mas pequeño de mis lirios.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.