Amado mensaje de Fátima.
Querido hijo de mi Sagrado Corazón, mi hijo especial de Fátima, vengo a ratificar en mi Corazón el Sello del Dios Viviente, el Sello de la Preciosísima Sangre derramada por la redención de las almas.
En este tiempo en que viven en ruido y comodidad, deseo consagrar las almas –aunque no todas– como mis tabernáculos vivientes en los cuales estaré siempre, junto a ustedes, en los días de la purificación.
Pronto vendré a Reinar y tú, hijo mío, consuélate porque mi Amada Madre y Yo, nos manifestamos en tu santuario interior, en tu corazón.
Aprende a vivir en mi Divina Voluntad, obedeciendo a mi Agonizante Corazón, pero desde tu corazón, en el amor.
Fátima queda siempre contigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.