Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico de mi Hijo Jesús que es el Cordero del Apocalipsis, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Queridos hijos:
Mi Doloroso e Inmaculado Corazón se encuentra triste porque que no se le está dando la importancia que merece este Último Llamado de Amor y de Conversión. El gran pecado de los corazones es la indiferencia al Amor de Dios.
Amados hijos, los gritos de parto, que mi Doloroso e Inmaculado Corazón expresa en Apocalipsis 12, son estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión.
Les estamos revelando que ya están viviendo el Tiempo de la Mujer Vestida del Sol y del Cordero, y el Apostolado es la Obra en la cual la Mujer y el Cordero quieren preservar la Fe y sostener a la Iglesia.
Mi pequeña nada, víctima de amor por el Esposo Trinitario, ofrécete junto a mi Doloroso e Inmaculado Corazón, para que, verdaderamente, los hombres se decidan a vivir estos Últimos Llamados.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.