Querido hijo, pequeña nada de Nuestros Sagrados Corazones Unidos, ya están en el tiempo de los últimos avisos. Estos últimos avisos son nuestros Llamados de Amor y de Conversión. Y estos últimos Llamados de Amor y de Conversión les están siendo entregados por los Dos Testigos. Estos Dos Testigos, simbólicamente, representados en Enoc que significa ‘la Ley” y en Elías que significa ‘la profecía”. Ellos son prefiguras de los Dos Testigos del Padre: la Mujer Vestida del Sol, que es mi Doloroso e Inmaculado Corazón. Y el Cordero que se manifiesta con Gloria, que es el Sagrado Corazón Eucarístico de mi Hijo Jesús.
Nuestros Dos Corazones son los Testigos de este fin de los tiempos.
Los hombres deben escucharnos:
• Porque la desobediencia y la indiferencia a Nuestros Llamados de Amor y de Conversión causan, en la Creación, dolor.
• Porque queremos llamar al hombre al arrepentimiento, a un cambio de vida, y a la Consagración total.
Pero el espíritu de Satanás confunde el corazón de los hombres.
Por eso, hijitos, quien escucha nuestros Últimos Llamados de Amor y de Conversión, quien escucha a nuestros Sagrados Corazones Unidos no será confundido.
Hijito mío, a ti Jesús te ha compartido los tesoros de la Cruz: Tres espinas místicas en tu cabeza. Nuestros Dos Sagrados Corazones encarnados en el tuyo, en tu pobre y pequeño corazón. Y los dulces dolores de Jesús en la Cruz, en ti.
Tu agonía espiritual, tu crucifixión con el crucificado, sigue ofreciéndola con amor por el Santo Padre, por mis hijos sacerdotes, por la conversión del mundo.
Quiero decirles a todos mis hijos: decídanse verdaderamente por mi Apostolado y tomen con seriedad nuestros Llamados de Amor.
Vivan nuestros Llamados. Mediten en el capítulo 29 del Libro del Génesis.
Les doy mi Bendición Maternal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.