No descansaré hasta que el hombre retorne a Mí.
Querido hijo, habla tu amado Padre, Yo Soy. Guarda estas palabras en tu corazón. El hombre camina al abismo eterno y mi amante Corazón no descansará hasta que el hombre regrese a Mí.
No te preocupes si ellos no creen en estos Últimos Llamados. Estoy utilizándote como mi instrumento, pregonero y mensajero de mis Oráculos. Cúmplelos desde el amor.
El mundo conocerá la Verdad que se ha inscrito en tu corazón. Cree en mis palabras reveladas a tu espíritu.
Ve sobre la nieve de estos Últimos Tiempos y diles que se vistan de sayal: el arrepentimiento[1] y dolor –de pecado, la mentira y la injusticia–.
El mundo se purificará con mi Llama de Amor de ardiente caridad y misericordia.
Tú, hijo especial de Fátima, dile a mi creación: “Vuestro Abba Padre les llama a su Casa”.
Te amo y te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
[1] Isaías 3, 5