Mi presencia como su protector.
Quiero que me tengan siempre presente como protector. Yo los guiaré y les conduciré por un camino de servicio, entrega, de abnegación, de silencio, sobre todo de contemplación.
Queridos hijos, han sido confiados también a Mí, y Yo, José de Nazaret siempre les protejo, les auxilio, les daré fuerzas, les daré pautas para servir, para ejercer el ministerio que, en estos Últimos Tiempos, el Cielo les ha confiado.
Queridos hijos, oren siempre mis Siete Dolores y Gozos porque en ellos está el camino que tracé para aquellos que aman a los grandes amores de Jesús y María, a quienes tanto amo y a quienes me entregué con el Corazón.
El Padre Eterno me envía para este ministerio, para que puedan aprender a amar, según mis enseñanzas, a Jesús y a María, y sean verdaderos custodios de los Tesoros del Cielo.
Querido hijo, este camino, es un camino de consagración. Ahora les encomiendo una pequeña misión, a que se reúnan los custodios de oración de este pequeñísimo siervo, cada miércoles a las siete de la noche, para meditar solamente por 10 minutos, mis Siete Dolores y Gozos, cada miércoles.
Mi Amante y Casto Corazón les traerá los pasos que deben seguir para el servicio, para el camino, para encontrar de nuevo la ruta hacia el hogar sagrado de Nazaret.
Yo les amo, les bendigo. Mi Casto y Amante Corazón les ama y espera que también sean hijos de mi Amante y Casto Corazón Paternal.
Yo les amo y les bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.