Queridos hijos, hoy vengo como la Madre del Verbo Encarnado, mi Hijo Jesús, el Verbo hecho Carne, la Palabra de Dios que se ha hecho Hombre y Evangelio viviente, para que la humanidad conozca la Verdad y, creyendo en mi Hijo, se salve.
Hijos míos, deseo como Madre que en sus corazones haya un amor profundo, real, y comprometido con la Palabra de mi Hijo. A causa de la desobediencia a la Palabra de Dios, el mundo y todo el género humano se perdió, y a causa de la obediencia de mi Hijo, y de mi obediencia, muchas almas se rescataron.
Ahora, queridos hijos, en este tiempo, las almas que escuchan la Palabra de Dios y prestan atención piadosa a mis Llamados de Amor y de Conversión, dados alrededor de todo el mundo, muchas almas, aquellas que se consagran a Nuestros Sagrados Corazones, serán rescatadas.
Les pido a ustedes, apóstoles míos, oren, para que todo el mundo ame la Palabra de Dios.
Les amo y les bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.