¡Alabados sean los Sagrados Corazones de Jesús y de María!
Querido hermanito, pequeña nada del Corazón de Jesús, la Santísima Madre a través del Espíritu Santo hicieron de ti una oblación de consuelo para Jesús. Hermanito, transmite siempre al corazón de los hombres los Últimos Llamados de Amor y de Conversión.
A través de tu obediencia y fidelidad a esta mision a la que, Nuestra Señora con el Espíritu Santo, te han llamado, repara la soberbia de muchos corazones que no quieren escuchar al Señor.
Sé siempre, tú mismo, pequeña nada, el Llamado viviente a un cambio de vida, por amor a Dios y para bien de la Iglesia de Jesucristo.
Yo, el Ángel Custodio de tu alma te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.