Discípulos míos, desvacíense del espíritu mundano.
Querido hijo, mi Sagrado Corazón viene a ti, a instruirte en el silencio de mi Sagrado Corazón. Todos aquellos que desean seguirme deben aprender a desvaciarse de ellos mismos, porque sus corazones se desvacían por el mundo.
El Espíritu Santo puede colmarles de mi Presencia. Deben desvaciar su corazón y llenarse de mi Amor. El silencio deberá comenzar con vuestra oración. El silencio es paz interior. Donde mi Sagrado Corazón reina, reina el silencio.
Desde mi misericordia sean mis discípulos orando, y en la oración crezcan y conozcan mi amor redentor. Pero los que escuchan mi Palabra les prometo vida y verdad.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.