Mensaje de esperanza.
Queridos hijos en el Señor Jesucristo, mi Casto y Amante Corazón les bendice.
Les traigo un nuevo mensaje del Cielo, un mensaje de ánimo, de esperanza, y de consuelo. Para que sigan adelante en el seguimiento de Jesús. Para que puedan encontrarse cara a cara con Dios. Para que puedan vivir según el Divino Querer de Dios, en su Divina Voluntad, sirviendo y amando como el Señor lo desea, como el Señor lo espera de ustedes.
Por eso vengo a formar los apóstoles, aquellos que mantendrán viva la Llama de la Fe en los próximos días difíciles que vendrán, para la vida espiritual.
Queridos hijos, les animo a no ceder a la pereza, a no decaer en la oración, a vivir de la fe, de la esperanza y del amor, para que puedan encontrar a Cristo en los demás y en ustedes mismos.
Queridos hijos, cuiden a sus familias, cuiden a sus hijos, sean apóstoles en vuestros hogares, en vuestros trabajos, en vuestra vida diaria, porque estos apóstoles lucharán por extender el Reinado de Jesús y María en todo el mundo.
Queridos hijos, estos apóstoles estarán encendidos en el Fuego del Amor Divino, Amor de Dios. Un Fuego que les invita a salvar almas. Este Fuego se le concede a cada uno de ustedes cuando oran con fe.
Sigan adelante y pongan en práctica la Palabra de Dios. Nunca decaigan en esta misión, en esta última misión que el Cielo entrega para salvar almas, aquellas almas que escuchan y obedecen, con aquellas almas que voluntariamente acepten a Dios.
Queridos hijos, oren, oren, oren, el Cielo me envía para formarles como los nuevos apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos.
Les entrego mi bendición paterna.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.